jueves, septiembre 19, 2002

He estado inspeccionando mi casa en busca de recuerdos.
Todas las casas están llenas de recuerdos. Aunque a veces nos cueste hallarlos.
No me decían nada los objetos que encontraba. Traté de buscar papeles que me dijeran algo más. Pero no los había.
Después de un tiempo buscando encontré una pequeña nota con una dirección. Sólo ponía eso. Ningún nombre. Nada más.
Así que si quería averiguar de qué se trataba tendría que ir allí.
Y así lo hice.
Menos mal que encontré un mapa de la ciudad entre mis cosas y así pude orientarme. El sitio no estaba demasiado lejos de donde vivía y fui andando. Tardé poco tiempo en llegar.
Era un edifcio como otro cualquiera. Nada indicaba otra cosa. Llamé al timbre del piso que tenía apuntado. Me abrieron sin preguntar.Subí. Llamé a la puerta y me abrió una chica. Era bastante guapa. Me pregunto qué quería. Le dije que no lo sabía, que eso era lo que quería que ella me dijera. Me miró con cara de no comprender nada.
Le pregunté si me conocía. No. No me conocía. Si mi nombre le decía algo. Tampoco.
Así que allí estábamos dos desconocidos mirándonos unos segundos en silencio sin saber qué decir. Pedí perdón y me fui por donde vine.
Antes de volver a casa di un paseo por la ciudad. El caso es que me resultaban familiares las calles. Incluso me pareció conocer una de las caras con las que me cruzé. Me detuve frente a ella mirándola fijamente. Pero pasó de largo, sin mirarme.
No sé por qué no me atreví a decirle nada.
Esta estúpida timidez va a ser un serio problema para saber quién soy.
Empiezo a perder la esperanza de averiguarlo algún día.
Pero tampoco siento eso como algo malo. Quizás sea mejor así.
No saber nada de mí. No digas que a ti no te gustaría a veces también. Pues eso.

No hay comentarios: