Dicen que el presente es un reflejo del pasado. Pero ¿qué pasa cuando al otro lado del espejo no hay nada?
Hay que construir cada día partiendo de cero. Y no sabemos lo difícil que es eso hasta que nos toca hacerlo. Como pasa con todas las cosas. Siempre las creemos fáciles hasta que las tenemos frente a nosotros. Entonces cualquier grano de arena es un desierto.
Un desierto como este que tengo ante mí.
Tratar de recordar el pasado me puede llevar a conclusiones erróneas. Puede que me venga a la memoria una imagen, un nombre o cualquier cosa y que la tome por real, cuando quizás sólo se trate de algo que imaginé, que soñé o que vi en alguna parte. O que me invento ahora deseando recordar algo.
Es lo malo de la memoria. Que a menudo es un espejo deformado de la realidad. Y no hay que fiarse de ella.
Qué hija de puta la memoria.
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