viernes, noviembre 22, 2002

Salí de casa dispuesto a hacerlo.
Nada podía detenerme.
Y allí me planté decidido, dispuesto a que aparecieras de una vez en mi vida.
Pero cuando me encontraba justo delante de tu puerta dudé de nuevo de lo que quería hacer.
Sí, llámalo cobardía, llámalo miedo, como quieras, cosas peores me he dicho yo.
Y me volví con el rabo entre las piernas.
Y ahora estoy aquí lamentándome de ser como soy, despreciándome sin límite, avergonzado de no ser capaz de hacer lo que quiero y de no saber ni siquiera qué es lo que quiero.
Es fácil dar un paso, el difícil es siempre el segundo.
Cómo podré salir de este invierno.

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