martes, diciembre 24, 2002

Sí, yo también empiezo a estar harto del amnésico. Siempre quejándose, siempre deprimido, siempre dando por culo con sus paranoias...
Por qué no me decido a mirar hacia delante sin excusas. Vale, yo soy amnésico, pero otro es ciego, otro obeso, otro feo y otro parado, y no por eso tienen que estar todo el día recordándolo.
Y mucho menos cuando es algo tan poco importante. Quién no es más o menos amnésico.
Quién no echa de menos su pasado y siente no poder recordar cosas que le gustaría.
Pues eso, basta de lamentarse.
Basta de llorar.
Basta de estar triste, coño.
Quién me creo que soy para estar triste por tonterías con las desgracias que vemos cada día por ahí.
Eso es muy simple y demagógico, pero no por ello deja de ser verdad. Es lo que tienen las cosas sencillas, que contienen más verdad que ninguna otra.
Y encima dicen que estamos en Navidad. Bueno, mejor dejemos eso aparte porque si no voy a volver a ponerme patético.
Parece que hay que estar alegre por obligación en estas fechas, pero no me apetece nada, quizás sólo por llevar la contraria.
Las fiestas son sólo días en los que la gente se pone de acuerdo para engañarse a sí mismo y a los demás, olvidarse por un rato de todas sus miserias y hacer como si nada ocurriera. Yo sé que debería estar alegre o al menos parecerlo, al fin y al cabo, parece que todo me va bien, que he salido del pozo (qué topicazo me he cascao, toma ya), pero lo siento, hoy no me sale. Mañana será otro día (jaja, y van dos, ¿o eran tres?). ¿Te imaginas que no lo fuera? Qué putada, no? :S

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