martes, junio 24, 2003

Cada noche me digo De mañana no pasa. Después, siempre encuentro un motivo para aplazarlo. No puedo evitar pensar un millón de veces cada paso que doy, si no fuera así ya lo habría hecho hace tiempo y todo sería más sencillo y mejor, pero uno carga permanentemente con sus defectos, hace mucho que dejó de luchar contra ellos y paga el precio de ser como es. Ahora, cuando las noches se me hacen demasiado largas y vacías, cuando ya no hay nadie al otro lado con quien hablar, recuerdo otros tiempos, como siempre mejores, y me siento deshabitado. Sé que podría acudir a otras puertas a mendigar compañía, sé que incluso eso me ayudaría durante un rato, pero todos los demás serían sustitutos insuficientes que no podrían rellenar su hueco. Buscaría en ellos cosas que no pueden dar y no está bien obligar a nadie a ser quien no es. Así que me condeno a la soledad, al destierro del mundo de los vivos, y a seguir aullando a la luna mis desvaríos.




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