sábado, septiembre 11, 2004

Yo espero y escucho, y a veces entiendo, y tú siempre me cuentas la misma historia, quizás porque cada uno tiene una sola historia que contar o tal vez porque todas las palabras que salen de tu boca me saben igual, y me dejo enredar en tu juego que no es el mío, en el que a veces no entiendo las reglas, y a veces me dejo convencer y creo en tus delirios de grandeza y siento tus problemas como propios, pero después se hace el silencio, y quizás esperabas que yo dijera algo, no cualquier cosa sino justo lo que tú estabas esperando, pero yo no supe decir nada, nada bonito ni amable, ni siquiera cualquier cosa, y entonces miro hacia otro lado como pidiendo disculpas y te cuento mi historia, la misma de siempre, porque no tengo otra cosa que ofrecer, y tú esperas y escuchas, y a veces me da la sensación de que llegas a entender algo que ni siquiera yo mismo comprendo.

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