miércoles, abril 11, 2018

Cuando iba a la escuela, al instituto o a la universidad, jamás nadie me preguntó qué pensaba yo acerca de ningún tema. Ningún profesor quiso saber nunca mi opinión. Tampoco en casa lo hicieron. No nos invitaban a mostrar nuestras ideas en público. En realidad no les importaba lo más mínimo, más bien ni siquiera creían que tuviésemos ideas propias, y en la mayoría de los casos así era. No nos enseñaron a pensar por nuestra cuenta, solo teníamos que repetir de memoria todo lo que ellos querían que dijéramos. Algo ha cambiado ahora, aunque a los alumnos les cuesta expresar su opinión y les molesta que les obliguen a reflexionar sobre cualquier tema. Consiguieron así una sociedad sumisa y obediente, incapaz de tener su propio punto de vista, que nunca se cuestiona lo que le dicen sino que se limita a repetir de memoria todo lo que quieren que digamos. En cuanto te sales de eso, obtienes el rechazo de todo el mundo y eres considerado un loco, un estúpido o un apestado.

1 comentario:

Verito Ced dijo...

Me encanta, y tienes mucha razón en ello. Pero también depende de los padres que tanto decidan fomentar en sus hijos el espíritu autodidacta y de investigación.