lunes, mayo 07, 2018

Soy demasiado crítico conmigo mismo. Lo que en otros considero normal no soporto verlo reflejado en mí. Puedo comprender y justificar los fallos ajenos, intento siempre hallar una explicación razonable para comportamientos inapropiados, y sin embargo me mortifico por errores que cometo sin darme cuenta. Evito mirarme en los espejos, pues mis defectos se me aparecen evidentes como rasgos monstruosos, pero soy capaz de admirar la belleza de un gesto bonito aun en el más deforme ignorando el resto. Tolero todas las opiniones mientras no paro de cuestionarme las mías. Repaso cada uno de mis actos en busca del error que pudiera herir a alguien, pero no veo mala intención en las acciones ajenas que tanto daño me hicieron. Me lamento y me impongo duras penitencias por mis pecados y absuelvo al instante de los suyos a los otros. Soy víctima de esa maldita manía por la que exculpo de todo a los demás pero no soy capaz de perdonarme a mí mismo. Por eso, muy mal tienes que haberme tratado para que no sea capaz de perdonarte jamás.

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