lunes, octubre 01, 2018

Tengo razones más que suficientes para odiarte, motivos poderosos que no me dejan más opción. Tal vez tú pienses lo mismo de mí, lo cual no hace más que confirmar mis conclusiones. Si miro hacia atrás y analizo fríamente lo ocurrido, comprendo que no debería siquiera de dedicarte estos minutos, que escribirte es una pérdida de tiempo intolerable y que es imposible recomponer lo que estalló en mil pedazos. Que ya ardió toda la cera, que somos ciegos porque no queremos ver, que los peces no pueden volar ni el aceite y el agua mezclarse, que no te mereces otra oportunidad ni tan solo el perdón del arrepentido, que lo único sensato en esta situación es el olvido, que hay pruebas evidentes que te condenan sin posible apelación y posiblemente tú también me hayas sentenciado para siempre, que tenemos mil motivos para decir adiós, pero ya sabes que contigo no suelo atender a razones.

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