sábado, mayo 18, 2019

Reconozco este lugar, inhóspito y sombrío que hoy recorro sereno en solitario. Recuerdo cada piedra traicionera con la que tropiezo, cada recodo imprevisto en el camino, sus vertiginosas subidas y bajadas, sus olores y sonidos me resultan familiares, sus espejismos y mentiras en las que ya no creo, pero también sé que tiene un final. Reconozco este dolor íntimo que habito al que considero ya parte irrenunciable de mí, esta tenaz melancolía que nadie puede compartir conmigo. He estado aquí antes en muchas ocasiones, he recorrido con gran esfuerzo cada centímetro hasta llegar a la meta, he superado cada bache en el terreno y he sudado para subir cada peldaño hasta lograr salir de este agujero. Después de varios intentos, he aprendido cómo hacerlo, a ser paciente y no deseperar cuando me sienta perdido o derrotado, pues sé que hay una salida, aunque alcanzarla conlleve mucho sufirimiento, pero eso no me importa y no tengo miedo, porque sé por muchas dificultades que encuentre, podré superarlas de nuevo.

1 comentario:

Susana dijo...

Yo también conozco ese agujero. Un saludo