domingo, marzo 15, 2020

Tal vez sea momento para la reflexión. Una oportunidad para detenerse a pensar en lo que hacemos mal cada día, y también en lo que hacemos bien. En lo que podemos modificar para mejorar nuestra vida, en lo que perdemos por perseguir cosas que no son valiosas y en lo que deberíamos eliminar o conservar en nuestro día a día. Romper con la rutina cotidiana de la prisa y el estrés que nos arrastra sin que seamos conscientes de ello nos permitirá valorar lo que importa, todas esas cosas que ya sabemos de memoria pero que nunca atendemos como se merecen, como nos merecemos, y descubrir que podemos prescindir de mucho de lo que considerábamos necesario. Momentos de crisis que nos permiten sacar conclusiones que contribuyan a hacernos crecer y mejoren nuestra vida, eliminando todo lo que nos presiona, nos agobia o nos da miedo y priorizando nuestros deseos profundos y afectos sinceros por encima de obligaciones impuestas que no llegamos a entender pero cumplimos sumisos. En estos instantes de encrucijada descubrimos que se puede vivir sin aquello que creíamos que no podríamos, que son muy pocas las cosas realmente necesarias y que a menudo vendemos nuestra alma al diablo por un plato de lentejas o treinta monedas de plata. Puede que todo esto te suene a discurso mil veces repetido, a frases tópicas de autoayuda que yo mismo detesto, pero ¿de verdad tienes claro que estás viviendo la vida que quieres? ¿de verdad eres capaz de anteponer lo importante a lo urgente? Allá tú, pero si la crisis no te sirve para sacar alguna conclusión, no habrá servido de nada, y cuando todo esto acabe tu vida seguirá llena de todos esos miedos y tensiones que te dominan por completo impidiéndote alcanzar el tan ansiado equilibrio emocional.

3 comentarios:

Susana dijo...

Muy buena reflexión. Un beso

Lorena dijo...

Realmente esta es una época en la que es necesario reflexionar, y priorizar lo que es realmente importante.
Con el tiempo se verá si nos sirvió como sociedad. Saludos!

Rosa Mª Villalta dijo...

Gracias Bernardo por compartir tan buena reflexión.

Saludos.