El universo está lleno de constantes que explican su funcionamiento. Una constante es un valor fijo, permanente, que no varía en el tiempo. Son las claves que nos ayudan a entender la realidad y aseguran su estabilidad. Como una ecuación matemática, las personas también necesitamos estabilidad. Para ello debemos encontrar algo/alguien conocido que nos proporcione seguridad y confianza en el futuro, que nos permita combatir la incertidumbre y responda siempre a las expectativas, algo que te importe de verdad y no varíe, en lo que puedas confiar que estará ahí cuando busques el rumbo en mitad del caos. Así, cuando algo sale mal, recurrimos a nuestra constante. Cuando nos sentimos perdidos y todo se desmorona, regresamos a ella para hallar algún sentido. Es el refugio donde nos sentimos seguros, la brújula que marca el rumbo, el mapa que nos indica el camino a seguir. En un mundo inestable en el que nada es seguro, donde todo puede cambiar en cualquier momento, todo se transforma y nada permanece, recurrimos a las personas, lugares, actividades y cosas que nos hacen la realidad más reconocible y nos ayudan a comprender mejor lo que (nos) sucede. Saber que siempre estarán ahí hace que la vida sea más agradable. Por eso, si algo va mal, simplemente acude a tus constantes.
1 comentario:
Y... Quq hacer cuando una de esas constantes que nos fortalecen desde lo mas profundo... se va???
que hacer ahora con el resto del universo...
besos
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