lunes, octubre 07, 2002

Hoy me levanté muy tarde. No había prisa. Nunca la hay.
He estado todo el día encerrado en casa, mirando la televisión sin enterarme mucho de lo que veía, tumbado en el sofá dormitando sin hacer nada, mirando por la ventana la lluvia caer, tomando café y pasteles compulsivamente, sin pizca de hambre.
Hoy es un día para borrar del calendario. Pero no podré hacerlo porque ni siquiera sé a qué estamos.
Si mi vida anterior era igual que ésta, ahora comprendo por qué no puedo recordar nada.
Simplemente no hay nada que recordar.
Es muy triste. Pero la realidad lo es.

No hay comentarios: