miércoles, octubre 23, 2002

Yo te recuerdo.
Eras la almohada en que reposaban mis sueños,
la gruta que me cobijó de la lluvia,
la posada del peregrino que perdió la fe,
el oasis que inundaba el desierto.
Te recuerdo como algo bello que leí en algún sitio
y que busco sin descanso en todo lo visto u oído,
resignándome a cada instante
a pensar que te has ido para siempre
y llegando creer en las noches más desgarradas
que nunca has existido.
Yo te recuerdo, felicidad,
aunque he olvidado dónde te conocí
y sé que nunca más seré tuyo.

No hay comentarios: