jueves, enero 25, 2018

Es ingenuo creer que se puede utilizar el silencio como protesta y que podemos así provocar algún cambio. Ignorar a quien te ignora, evitar a quien no desea tu presencia, es tan solo un favor que hacemos a esa persona que nos trata injustamente. Puede generar una duda, una pregunta incómoda, pero enseguida pasará a formar parte del diario del olvido sepultada por las mil urgencias cotidianas. Por eso, para herir siempre hay que atacar, no quedarse a la expectativa, pues no hay nada que esperar. Puede ser más arriesgado, incluso peligroso, pero solo nuestros gritos desesperados conseguirán despertar a quienes duermen tranquilamente indiferentes a nuestro dolor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así debe ser, pero a veces, por más que grites, si a quien lo haces es sordo, ciego y mudo, poca cuenta se da de tu pesar, por ello, mejor callar y archivar todo en tu personal "diario del olvido".