viernes, enero 26, 2018

Es peligroso hablar. Arriesgarte a que tus palabras, imprudentes e impulsivas, puedan dañar a alguien. Porque todo puede ser malinterpretado y siendo así, seguro que alguien lo hará. Es imposible transmitir con precisión aquello que queremos decir. Las palabras son siempre insuficientes. Es como pintar un cuadro con tan solo un par de colores. Así que todo lo que digas será utilizado en tu contra. Deberíamos acogernos más a menudo al derecho de no hablar, negarnos a responder las preguntas, callar siempre ante la duda, contra hasta mil antes de abrir la boca, quemar todos los papeles, borrar los archivos. Así sería todo más sencillo, pero también más aburrido. Sí, lo sé, debería aprender a hacerlo, esperar antes de decir lo que pienso, ocultar con celo mis sentimientos, guardarme para mí mis opiniones, refugiarme sin pudor en la cobardía del silencio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver, ¿en que quedamos? ¿No es esto lo contrario a lo que decías ayer? Así es imposible!

Anónimo dijo...

"contra hasta mil"? Corrige!, que al parecer ninguno de tus lectores, sobre todo esos que tanto te aconsejan, no se han percatado del error