jueves, mayo 03, 2018

Detesto la arqueología emocional. Ponerse a rebuscar en el pasado para encontrar indicios que te hagan replantearte el presente nunca trae nada bueno. Dejemos estar los restos sepultados bajo los escombros, lo mejor es renunciar a aquello que perdimos y no empeñarnos en volver a lugares que ya no existen. No concibo una ocupación más triste, y al mismo tiempo más peligrosa, que la de mirar siempre al pasado tratando de rescatar un ápice de lo que fuimos. Para qué querríamos conocer algo que no sepamos sobre el pasado, para qué recordar lo que ya sabemos, pues nada de lo que hagamos podrá modificar el presente, y sin embargo, a menudo me soprendo desenterrando mis recuerdos en busca de una respuesta satisfactoria para mis dudas.

No hay comentarios: