jueves, agosto 23, 2018

Antes pensaba que no entender ciertas cosas tuyas era culpa mía, de mi falta de interés o de atención, de no detenerme lo necesario a pensar en ti y en tus asuntos, de pensar solamente en mí, y que quizás eso era porque no me importaba realmente, lo que me hacía sentir muy mal. Pero ahora sé que hay cosas que no pueden entenderse, que todas nuestras diferencias son producto de las limitaciones para comunicarnos, que carecemos de los medios necesarios para comprendernos. Me reprochabas que fuera demasiado obsesivo y que me empeñara siempre en buscar el por qué de todas las cosas y que no cesara de intentarlo hasta encontrar una respuesta satisfactoria. Pero te equivocabas, nunca fue esa mi intención, pues sé que, por fortuna, hay cosas que no tienen explicación y es mejor así.

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