miércoles, agosto 01, 2018

Busca una excusa cualquiera, un pretexto vulgar y poco creíble, inventa una historia eficaz, un motivo ficticio. Ata los cabos sueltos para que parezca inevitable, tal vez una palabra furtiva, un mensaje enviado sin querer, un error intencionado, un encuentro casual no tan casual, una llamada perdida, una botella lanzada al mar, una señal secreta que nadie más entienda, y entonces, cuando llegue a su destino, si es necesario, niégalo todo de nuevo, vuelve a esconderte en tu refugio, borra todo rastro de tu delito, no dejes ninguna pista que pueda delatarte y no des argumentos a quienes te vigilan, pero, sobre todo, no dejes que esto acabe así.

1 comentario:

Recomenzar dijo...

Extraordinario texto