No quiero salir ileso de ti. No quiero ahorrarme la resaca de tan intensa experiencia ni saltarme la penitencia por pecar contigo. Encontrarte fue un impacto demoledor, un estallido de vida y pasión incomparable, un suceso memorable que siempre evocaré. Después de cada aterrizaje forzoso en tu cuerpo, cada nuevo choque brutal de piel contra piel, me costaba recuperar el aliento y ponerme en marcha. Porque he quemado todo el combustible que me movía y ya no soy el mismo que era antes de conocerte ni lo quiero ser. No negaré el dolor de tu partida ni fingiré que no me importa. No voy a borrarte de mi historial sino a guardarte en mis favoritos. No voy a ocultar los desperfectos sufridos ni las secuelas que me dejaste, pues son las medallas de las que presumo y luciré con orgullo el resto de mi vida, la misma que estuve a punto de perder al colisionar con la tuya. No repararé los daños que sufrí para disimular mis carencias. Estas son mis heridas, las que tú me provocaste y hoy contemplo con devoción.
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