jueves, octubre 11, 2018

Si te vas, no esperes que todo siga igual cuando vuelvas. No confíes en que haya regado tus plantas con esmero y cuidado, que te haya guardado tu lado del armario, que no cambie la decoración y me sigan haciendo gracia tus bromas gastadas. No seguiré haciendo todas esas cosas absurdas que hacía por ti sin saber muy bien por qué. No actuaré como si nada hubiera ocurrido ni podremos recuperar la confianza perdida. Si te vas, no lograrás regresar al pasado como en una máquina del tiempo para vivir todo lo que se desvaneció un día para siempre. No guardaré los recuerdos más bellos en un lugar seguro a salvo del olvido. No digo que no, nunca se sabe, puede que incluso encuentres la puerta abierta, sabes que soy muy descuidado, y acabes hallando un hueco para instalarte confortablemente, aunque todo habrá cambiado, no sé si será peor o mejor, pero sí diferente. No es una amenaza ni una advertencia, solo una constatación. Tal vez ahora mismo no lo creas y jures que nada más lejos de tus deseos, que no lo harías ni por todo el cariño del mundo, que preferirías estar muerta, pero no importa lo que digas, es la rabia quien habla por ti, porque, tarde o temprano, todos acabamos regresando al lugar donde fuimos felices.

No hay comentarios: