viernes, octubre 12, 2018

No te digo nada que tú no sepas. Vienes a mí en busca de unas palabras eficaces que te alegren el día y calmen tu dolor como si fuera tu curandero y yo solo consigo rellenar apenas el silencio con verdades gastadas y mentiras pactadas que conoces de memoria. Tal vez sería mejor tomar algún complejo vitamínico que te ayude a afrontar la jornada con energía o cualquier otro remedio casero para combatir la ansiedad. Me haces preguntas cuya respuesta ignoro y sin embargo me esfuerzo por ofrecerte un poco de consuelo ficticio que logre engañarnos durante un tiempo aunque sabes que comparto tus mismas dudas y temores. Y a veces, milagrosamente, eso consigue que te olvides por un rato de lo que te pasa y te acuerdes de lo que eres, y sé que no tengo mucha culpa de ello, que solo soy ese espejo al que de vez en cuando preguntas quién es la más guapa del reino aunque ya sabes la respuesta. Como ves, nada especial, nada que no hayas oído mil veces repetido, pero sé que a veces hace falta recordártelo.

No hay comentarios: