martes, noviembre 13, 2018

Creemos escoger, pero no elegimos quién participa en la obra y quién sale de ella. Víctimas de las circunstancias que nos imponen dóndes y cómos, vivimos preguntándonos porqués rodeados de gente que no nos importa añorando a la gente que nos importa, esquivando compañías indeseables y deseando presencias esquivas. Personas que surgen en nuestro camino por azar y otras que desaparecen de repente sin que tengamos mucho que ver con ello. No cultivo la esperanza ni la riego para que crezca. Ni la busco ni rechazo, tan solo dejo que nazca por sí sola allá donde quiera como hierba silvestre que me resisto a arrancar por su belleza a pesar del daño que pueda causarme. Conectar es casi imposible, algo más que un milagro. No me interesa casi nada/nadie de lo que encuentro a mi alrededor, todo me resulta aburrido, insoportablemente vulgar, indiferente, no hallo una conversación interesante, un afecto sincero, una coincidencia fortuita que llame mi atención, y mientras tanto me arrastro en esta insoportable levedad del parecer indagando pistas tramposas que no me permiten resolver el enigma en que me hallo. Por eso, cuando encuentras algo o a alguien es necesario aferrarse con todas tus fuerzas y no dejarlo escapar, aunque sepas que quizás (seguro) algún día, como todo lo demás, también desaparecerá.

No hay comentarios: