sábado, noviembre 10, 2018

Puedes echarme la culpa si así lo deseas. Si eso te hace sentir mejor, no lo dudes: yo soy el único responsable de nuestro fracaso. Mis urgencias innecesarias, mis deseos impertinentes y esta torpe manía de entregarme a cambio de nada. Tal vez no fueron las maneras más adecuadas. Debería haber sabido que nadie entendería mis costumbres y rechazarían mi forma de actuar en asuntos afectivos, por eso no te preocupes si aún tienes mala conciencia, no te atormentes buscando razones que no existen, no te culpes por algo que creas haber hecho mal, porque la única razón de mis males son mis propios errores, mis caprichos inoportunos, mis pecados sin arrepentimiento y esta absurda costumbre mía de querer a la persona equivocada.

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