martes, diciembre 18, 2018

Por qué mi felicidad tiene siempre que estar reñida con la de los demás. Por qué me resulta imposible hallar la fórmula ideal que combine ambas por igual. Por qué lo que yo quiero nunca es lo que tú quieres, sino más bien lo contrario. Cuando yo subo tú bajas, cuando pierdo tú ganas, si me hundo te salvas. Si renuncio tú sonríes, si me entrego a mis deseos lloras desesperada, si me ahogo tú nadas, si me levanto tropiezas, si me caigo vuelas alto. La búsqueda de mi bienestar emocional provoca siempre graves efectos colaterales. Sé que hago daño con mis decisiones, pero no sé renunciar a lo que necesito ni fingir lo que no siento solo para contentarte. Son nuestras emociones opuestas, nuestras intenciones contrarias, instintos imposibles de sincronizar, mi alegría tu tristeza, mi pena tu calma, como fuerzas enfrentadas que nunca suman sino restan. Porque siempre quiero lo que te hace daño, porque no puedo vivir sin quien te hiere, porque amo el veneno que te mata. Tenemos un mismo fin pero distintos medios. Nunca estamos de acuerdo en algo. Lo sé, soy incorregible, egoísta y nocivo. Así que hoy ofrezco mi rendición incondicional. Lo he intentado durante mucho tiempo y el resultado siempre ha sido que ambos hemos salido perdiendo, por lo que he abandonado la fe mas no la esperanza. Me declaro incapaz de conjugar nuestros deseos. ¿Significa eso que he de renunciar a los míos?

No hay comentarios: