martes, julio 02, 2019

Soy de los que no leen nunca el manual de instrucciones. No me gusta hacerme a la idea de que todo tiene una explicación clara y sencilla, porque no la tiene, para no crearme la falsa ilusión de que las cosas funcionan siempre del modo establecido y que todo error se debe a unas causas específicas que puede corregirse siguiendo unas pautas concretas. Vas, haces todo lo que allí pone y aquello funciona a la perfección, y después te crees que todo el mundo debe comportarse del modo correcto y que reaccionarán de una forma racional siempre y en todo lugar, y no es así. Acostumbrado a que te lo den todo hecho, no eres capaz de descubrir lo que pasa, cómo funcionan las cosas en el mundo real y arreglarte solito tus problemas sin llamar al servicio técnico y que te digan qué está fallando y cómo debes actuar en todo momento para solucionar cualquier dificultad. Ojalá fuera tan fácil como apagar todo y volver a empezar de nuevo, reiniciar el camino o borrar lo que has hecho mal como si nada hubiera pasado. Pero no, la gente no suele actuar conforme a lo esperado y nunca vale la misma respuesta para dos situaciones diferentes. Así que prefiero no leer las instrucciones ni buscar respuestas en internet, sino aprender a enfrentarme por mí mismo a lo imprevisible y disponer de estrategias para resolver los conflictos que me permitan afrontar cualquier contratiempo, asumiendo que el mundo no responde a unas normas marcadas en ningún manual, para después no sentirme perdido y defraudado cuando las cosas no salgan como yo creía y no entienda los comportamientos ajenos que a menudo no responden a ninguna lógica.

3 comentarios:

Susana dijo...

Es una buena estrategia de vida. Un beso

brenllae9@gmail.com dijo...

Para qué leer el manual de la vida, es un rollo coplicado, mejor vivir peligrosamente. Ja, ja. Es broma. Pero yo soy de los de vive el momento, no lo fotografíes.

Recomenzar dijo...

Lo complicás vos poeta Hacelo mas simple yo sé que podes