martes, abril 28, 2020

Tienes todo el derecho a estar mal. Nadie te va a decir cómo tienes que sentirte o lo que debes pensar. No tienes ninguna obligación de ser feliz ni mucho menos de parecerlo. Si miras a tu alrededor, no hay demasiados motivos para el optimismo. Estoy harto de mensajes triunfalistas, de ese positivismo impuesto de moda, de autoengaños forzados y esperanzas postizas. No quieres escuchar más palabras bonitas sin sentido ni promesas falsas. Ningún consejo ni un reproche y mucho menos una bronca. No necesitas que nadie venga a salvarte ni a guiarte por el buen camino. No pidas perdón por ser como eres ni te arrepientas de tus pecados consentidos. No te sientas culpable por ser tú mismo y no como otros quieren que seas. Tómate el lujo de estar triste, de llorar si hace falta, de tener dudas y miedos, sin que nadie, ni tú mismo, censure tu actitud. Porque tienes derecho a sentirte mal y a seguir respondiendo “Estoy bien” cada vez que te pregunten.

4 comentarios:

Susana dijo...

Me has leído el pensamiento. Un beso

Rita dijo...

Haré caso de lo que dices.
Un abrazo

CleveLand dijo...

El poder está en uno mismo, eso está claro. De igual forma por más que alguien te vomite encima un arco-iris no vas a sentirte más lleno de colores. Pero es importante recordar, cuando estemos tristes, que no somos tristes. Y aunque hay que perder de vez en cuando, para re-aprender básicamente que da mejor sensación ganar, no hay que regocijarse demasiado en las derrotas.
Saludos!

Anta dijo...

Gracias.