sábado, mayo 30, 2020
jueves, mayo 28, 2020
sábado, mayo 23, 2020
domingo, mayo 17, 2020
miércoles, mayo 13, 2020
sábado, mayo 09, 2020
No me va ser fácil cambiar de fase. Todo cambio es traumático. Nunca sabes si será a mejor o a peor. En este confinamiento he atravesado por fases muy diversas, desde el entusiasmo a la desesperación y vuelta atrás, pasando bruscamente de unas a otras, lo que me dejaba exhausto, sacudiendo sin piedad mis emociones. Hay momentos en los que pienso que preferiría permanecer más tiempo en la fase actual, a la que he terminado por acomodarme de un modo natural. Valoras las ventajas e inconvenientes y no lo ves claro, dudas qué es lo mejor para ti, si arriesgarte a entrar a ciegas en lo desconocido o quedarte plácidamente en tu fase de confort, pues temes no ser capaz de adaptarte a las nuevas condiciones. Porque hay cosas que no me importa haber perdido pensando en lo que he ganado a cambio y me sorprende lo rápido que me he adaptado a esta nueva anormalidad. Pienso en todo lo que detestaba y ya no tengo que soportar cada día, aquello que no quiero seguir haciendo y no tenía valor para rechazar, y empiezo a ver el lado positivo del encierro. Hay muchas cosas a las que no quiero regresar, actitudes que no voy a tolerar más, verdades cobardes que no pienso callarme y ya no me parece tan mal esta nueva forma de vida, que poco a poco he ido aprendiendo a valorar. Lo confieso, me he quedado estancado en una fase que no quiero abandonar. Siento que no estoy preparado para el cambio. Pero no me queda más remedio. Así que respiro hondo, cierro los ojos y cuento hasta diez antes de zambullirme en las frías aguas de esa nueva realidad que tanta inquietud me produce.
miércoles, mayo 06, 2020
Va a ser complicado reconstruirse,
decidir qué vamos a conservar y qué preferimos dejar atrás.
Dependerá de que aciertes al escoger las piezas y aprendamos a
sustituir las que falten por otras nuevas que cumplan su función.
Habrá cosas de las que nos gustaría desprendernos pero nos será
imposible hacerlo y otras que querríamos mantener a toda costa y sin
embargo desaparecerán. No está en nuestras manos el futuro, pero no
podemos rehusar la parte que sí lo está. No puedes aferrarte a ese
pasado irreal que hoy mitificas, no tiene sentido
añorar algo que no existió y ya nunca volverá. Inútil nostalgia
de las cosas que no fueron. Si nos pasamos el día pensando en lo que
pudo haber sido no podremos adaptarnos a la nueva normalidad, que
exigirá que empleemos nuestras mejores cualidades y todo nuestro empeño. No se trata de
volver a ser el mismo, pues ya nada será lo mismo, sino de pasar
página habiendo aprendido la lección. La desescalada no será
regresar al punto de partida, sino atravesar la montaña para cruzar
al otro lado. No será fácil, por supuesto, habrá recaídas, dudas
y marchas atrás, errores más o menos disculpables que tendremos que pagar con un
dolor excesivo. Para ello es necesario saber cuál es el lugar adonde
quieres llegar y a qué estás dispuesto a renunciar, cómo vas a
vivir y con quién quieres estar. Saber quién eres y quién quieres
ser, conocer tus heridas y mostrarlas sin pudor. Reconstruir tu mundo sin preocuparte
por que se noten las grietas. Tan sencillo y complicado como mirarte
al espejo y preguntarte dónde, cuándo, cómo y por qué, y
encontrar el equilibrio para no traicionarte a ti mismo ni a todos tus compañeros, pero a ti primero.