lunes, marzo 29, 2021

Íbamos a cambiar el mundo. Teníamos ideas brillantes que nunca antes nadie imaginó, proyectos ilusionantes que nos daban alas para subir a lo más alto sin miedo a caer al abismo, un punto de vista diferente para todo. Los demás nos parecían dormidos, estúpidos o sumisos y confiábamos plenamente en nuestros planes inquebrantables, aunque no teníamos ni idea de por dónde empezar. El tiempo era nuestro mejor aliado, el futuro un cheque en blanco, el triunfo, una promesa indudable. Nos creíamos todos nuestros delirios de grandeza y teníamos prisa por llegar a algún lugar desconocido que nos concediera la calma. Y ahora, cuando la vida se ha encargado de quebrantar todos nuestros sueños, ocupados en mil tareas rutinarias que apagan el deseo y hemos perdido de vista el horizonte, empeñados en batallas ajenas que nos hacen sentir vacíos, rendidos a la realidad innegociable, somos conscientes de las dimensiones del teatro y el único argumento de la obra y los demás nos juzgan como ingenuos, fracasados o traidores, nos conformamos con llegar a duras penas a fin de mes y tratar de disimular torpemente las huellas del tiempo en nuestros cuerpos oxidados. Nos encontramos cabizbajos brevemente, poniendo excusas para marcharnos cuanto antes y nos mentimos en voz baja para amortiguar el efecto del engaño, como si no tuviéramos más remedio, como si solo pudiéramos ser este vulgar personaje en quien nos hemos convertido y no tuviéramos la culpa de nada. Íbamos a comernos el mundo y el mundo acabó devorándonos sin piedad.


 


 

 

1 comentario:

NARDtheNERD dijo...

hello hi, blogwalking here, stay safe :)