domingo, mayo 02, 2021

Las cosas no son como nos las cuentan. No suelen ser tan sencillas como nos quieren hacer creer. Una vez más, nada es lo que parece, y mucho menos lo que nos dicen. Toda explicación, narración o información oculta una verdad prohibida y un interés velado. No nos cuentan la parte que no conviene. El problema no es solo lo que dicen, sino sobre todo lo que callan. El silencio es la mayor de las mentiras. Desconfío de quienes se atribuyen grandes méritos y presumen de los logros alcanzados con su esfuerzo. Bajo esa máscara de pureza y ese aire de suficiencia, generalmente se esconde un impostor. Nos venden la cara bonita, tratan de deslumbrarnos con las luces para tapar las sombras y convencernos así de que su éxito es tan solo resultado del trabajo y el talento, mientras ocultan los turbios favores recibidos, las dudosas artimañas empleadas y la mano caprichosa de la suerte, que en todo caso prefieren llamar destino. Por eso siempre pongo en duda la versión oficial de los hechos, me niego a creer la historia irreprochable que nos cuenta el vencedor y busco siempre la opinión de los vencidos. Si quieres conocer a alguien, pregunta a sus enemigos. Tampoco trato de que creas nada de lo que yo digo, porque todo esto también tiene un interés oculto, y quizás poco honesto, y tal vez esté tratando de conseguir algo que no me atreva a confesarme ni a mí mismo, mientras construyo una historia sencilla y tramposa que justifique todos mis fracasos.