miércoles, abril 23, 2003

Ayer se me cayó el almanaque al suelo y lo volví a colocar en su sitio despreocupadamente, sin fijarme por dónde lo abría. Cuando hoy fui a trabajar me aseguraron que no me conocían. Regresé a casa confundido y comprobé que el almanaque había quedado abierto por una fecha en la que aún no había comenzado a trabajar allí. Ahora estoy sentado delante de él dudando si abrirlo por una fecha futura.

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