domingo, febrero 18, 2018

Lo más sensato es renunciar a las preguntas, aprender a vivir con la incertidumbre y rehuir las respuestas, como hace la inmensa mayoría de la gente. Porque las respuestas duelen, las repuestas solo sirven para provocar nuevas preguntas que nunca nos habíamos planteado, cierran caminos por los que nos hubiera gustado transitar y abren puertas por las que habríamos preferido no pasar. Saber más es descubrir que ignoramos aún más, poniendo quizás en juego tu equilibrio. Pero hay preguntas con las que no puedo convivir y la duda me resulta por momentos insoportable. Por eso, a pesar de que existe un elevado riesgo de que no me guste la respuesta, esta vez necesito saber la verdad.

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