domingo, abril 08, 2018

A veces lo más difícil es no hacer nada. Quedarse quieto y dejar que todo siga su camino, aceptando una realidad no buscada aunque nos desagrade, para no arriesgarse a meter la pata y tener que cargar con la culpa. Lo sencillo sería romper con lo que no nos gusta, abandonar el barco antes de que se hunda, intentar arreglar lo que se ha roto aunque no sepamos cómo. Pero sabes que nada de eso funcionará, que muchas veces lo único que puedes hacer es sentarte y esperar, dejar que el tiempo cumpla con su trabajo, mientras te mueres por hacer lo imposible para salvarte. Porque no vale hacer cualquier cosa, no sirve equivocar una vez más nuestras acciones y provocar un desastre aún mayor. Acostumbrado como estoy a tomar decisiones erróneas, prefiero que el tiempo decida por mí.

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