lunes, abril 23, 2018

Cada vez estoy más convencido de que la cara es el espejo del alma. Quien tiene cara de tonto es tonto, quien tiene cara de bueno es bueno y quien la tiene de hijo de puta es porque no puede disimular que es un tremendo hijo de la gran puta. Puede que en ocasiones no sepamos descifrar algunos rostros desconocidos y nos dejemos engañar por rasgos ambiguos que nos confunden en nuestro afán por desurbir lo positivo e ignorar lo malo, pero cuando conoces a esa pesona de verdad te das cuenta de que no hay ninguna duda de que a esos rasgos corresponde una personalidad como la suya. Los gestos nos delatan, la verdad, por más que tratemos de ocultarla bajo maquillajes o peinados extraños que distraigan la atención, siempre acaba saliendo a flote. Por eso en el fondo me dan pena todos esos que no pueden negar lo que son y que te das cuenta de inmediato con solo verles la cara de qué pie cojean. Y tú, ¿de qué tienes cara?

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