miércoles, abril 25, 2018

De repente se construyen muros que es imposible atravesar. Allí donde no había nada, alguien decide un día erigir una frontera que separa dos territorios que quedan para siempre incomunicados, y lo que antes era un lugar de encuentro habitual ahora se ha convertido en una peligrosa barrera que amenaza cualquier intento de traspasarla. A veces ni siquiera hace falta un motivo, y allí, separados por tan elevados lienzos, apenas unos pocos metros son ya una distancia insalvable diviendo dos mundos que a partir de ese momento siguen destinos opuestos sin saber nada el uno del otro. Sirven para protegernos, dicen, para evitar que nadie venga a poner en peligro nuestro mundo, para marcar límites que no debemos traspasar indicando aquello que nos pertenece, pero a veces, esos muros que nos protegen, también nos convierten en prisioneros.

No hay comentarios: