viernes, abril 27, 2018

Todo engaño procede de nuestro exceso de confianza. Creemos que nunca nos mentirán y nos relajamos, y justo cuando bajas la guardia recibes un golpe demoledor que te duele más porque no lo esperabas. Lo que te molesta en realidad es la traición y te culpas a ti mismo por haber sido tan ingenuo, cuando sabes que no es la primera vez que te pasa y te sientes estúpido. Los magos crean la ilusion de que algo extraordinario ocurre, pero es tan solo porque confiamos en que lo que nos muestran es real, pero no es así, no pensamos que las cartas están trucadas o que el público es su aliado, y así nos muestran cómo sucede ante nuestros ojos lo imposible. Tal vez porque preferimos tener fe en los demás queremos creer que no nos mienten, porque nos gusta sentirnos ingenuos como inocentes niños. A partir de ahora pondré barreras, tomaré precauciones y guardaré mis ideas y sentimientos para mí, seré desconfiado, hosco, desagradable, pero me da rabia pensar que al final, por más que me proponga no caer, a pesar de todo, volverán a engañarme con el mismo truco otra vez.

No hay comentarios: