sábado, septiembre 01, 2018

La obligación de todo ser humano es persistir en lo imposible hasta hacerlo real. Si no hubiera habido quien lo hiciera, aún viviríamos en las cavernas. Hay quienes se acomodan a la ruitna vulgar de lo existente, se conforman con las migajas del pastel pudiendo comerse todo el plato, quien renuncia a metas mayores por miedo a perder sus exiguos privilegios, quien se aferra con uñas y dientes a sus ridículas posesiones que nadie desea arrebatarle, despreciando lo que cree que no está a su alcance, quien se planta tras la primera jugada y no busca alcanzar el premio gordo. Yo, sin embargo, prefiero arriesgar el cuello, apostar hasta el último centavo, invertir lo poco que tengo para conseguir lo mucho que sueño, entregar todo el esfuerzo, aunque me digan que no es posible lograrlo, que la felicidad no es para mí, que me resigne a vivir con lo que tengo. Pero para eso tendría que estar muerto.

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