lunes, septiembre 10, 2018

No sólo te echo de menos a ti, sino también a aquel que yo era cuando estaba contigo. Ahora no me reconozco, como si al perderte hubiera dejado de ser yo para convertirme en un desconocido. Nada queda de aquellos que fuimos, ni siquiera la memoria, empeñada en visitar lo inútil, lo que ya no es sino ceniza de una victoria demasiado lejana y efímera. Y ahora, aquí me ves, explorando recuerdos al azar como quien se adentra de noche en un bosque perdido donde sabe que le aguardan cosas dolorosas, pero algo en su interior le obliga a penetrar en él. Necesito zambullirme urgentemente en el olvido, limpiar mi cuerpo de recuerdos nocivos que se adhieren a la piel como una costra inseparable y no te deja transpirar, deseos anquilosados en mi cuerpo que se empeñan en lo imposible. Pero a veces subo a los más elevados acantilados y, al asomarme al precipicio, compruebo que el mar del olvido se ha secado.

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