sábado, noviembre 17, 2018

Contra todo pronóstico, a veces llega la calma. Cuando creías que nunca más sentirías aquella ilusión del pasado y jurabas que no volverías a confiar en nadie, te sorprendes cantando a pleno pulmón en el coche como si no hubiera ayer ni mañana y de repente te das cuenta de que el dolor ha pasado y el olvido ha borrado las heridas que tanto escocieron. Sonríes optimista y recuerdas sin rencor lo bueno y lo malo, sintiéndote seguro de ti mismo y con ganas de intentar nuevos retos y conocer a otras personas que aporten cosas buenas a tu vida. Puede que pensaras que nunca volverías a ilusionarte, que jamás serías capaz de recuperar la fe ni la esperanza, que nadie más merecería tu confianza ni tu afecto, que no ofrecerías tu mano a tan bajo precio, pero así, casi sin darte cuenta, has encontrado el refugio que andabas buscando y vuelves a apostar todo lo que tienes en la próxima jugada, porque ya no tienes miedo a perder la partida sino a no jugarla.

1 comentario:

Recomenzar dijo...

No importa ganar o perder..yo recuerdo cuando me decía !!!No quiero que me abandonen !!!! Quería ser él el que abandonaba. Entiendo es bueno recordar sin broncas ni rabias... Porque olvidar nunca se olvida....