viernes, noviembre 16, 2018

No pasa nada por tener vértigo cuando todo va bien. El miedo a caer es inevitable, pues te ha ocurrido antes muchas veces y desconfías de que lo bueno pueda durar. Lo raro sería no sentirlo. Sobre todo cuando no acostumbras a frecuentar las alturas y te cuesta tanto mantener el equilibrio en tu vida. Allá arriba sentirás como nunca antes el frío y la soledad, aunque estés rodeado de rostros conocidos. Habituado a arrastrarte por los más bajos fondos, a tropezar con las mismas piedras reincidentes y a hundirte en la desolación ante el menor contratiempo, te sientes extraño habitando las cumbres y mirando el mundo inabarcable bajo tus pies, por lo que te tiembla todo el cuerpo, tus pasos se vuelven torpes y comienzas a pensar en la inminente caída que estás seguro de que ocurrirá. Conviene estar preparado por si llega ese momento, pero no obsesionarse con ello y ser capaz de disfrutar de las vistas mientras dure. Que el miedo a perder lo obtenido no te impida gozar de ello. Solo tienes que respirar hondo, olvidarte de los errores del ayer, mirar al horizonte confiado y pensar que todo va a salir bien.

No hay comentarios: