sábado, diciembre 08, 2018

Lo nuestro murió de precaución. El miedo a que no nos entendieran nos hizo refugiarnos en las sombras que acabaron apagando nuestra luz. Nos alejábamos cuando sentíamos que podíamos molestar a alguien, pues siempre antepusimos lo que pensaran los demás. Incapaces de defendernos de cualquier ataque, nos negamos repetidas veces y nos tratamos como desconocidos fingiendo que no dolía. Temiendo ofender a alguien, no tuvimos valor para proclamar lo que sentíamos, fuimos víctimas de nuestra indecisión y torpeza, inseguros como adolescentes inexpertos y nos creímos culpables de nuestros deseos. Para no hacer daño a otros nos lo hicimos a nosotros mismos. Y así, sin ser nada, lo fuimos todo. Sí, ahora que todo eso se perdió para siempre, me doy cuenta y puedo decirlo alto y claro, lo que nos mató fue nuestra inmensa cobardía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pobre soñador.