miércoles, mayo 22, 2019

No esquivo tus preguntas sino proclamo mis respuestas. No me acojo a la presunción de inocencia pues me declaro orgulloso de mis faltas, que me ayudaron a ser quien soy, de quien no reniego ni me avergüenzo. No me escondo de mis perseguidores, salgo a su encuentro para saldar todas las cuentas. Si haces en todo momento lo que crees que debes hacer, sin ocultar tus intenciones ni pretender mal ajeno, no tendrás que arrepentirte más tarde ni habrá nada por lo que pedir perdón ni clemencia. Si reconoces tus límites y admites la derrota como posibilidad, pero luchas por superarlos con todas tus fuerzas, no te ahogarás en la frustración ni clamarás justicia al cielo. No quiero pasarme la vida agachando la cabeza ante mis víctimas ni huyendo de mis verdugos. No tengo miedo a los efectos de mis decisiones ni a escoger el camino incorrecto, pues actúo siempre de buena fe, haciendo lo que creo oportuno, me reconozco responsable de todos mis delirios y pago con gusto los platos rotos. Me he equivocado mil veces y lo seguiré haciendo un millón más, pero nunca quise hacer daño y mostré siempre mis cartas desde el principio, por lo que no atiendo quejas ni reproches y tengo la conciencia tranquila, la mirada limpia y la mochila vacía, así que si no te gusta el resultado no vengas ahora a pedir explicaciones.

1 comentario:

Susana dijo...

Una buena declaración de intenciones. Un saludo